La magia de la queimada

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    5th mayo, 2016
    Queimada

    Que Galicia es famosa por sus meigas es bien cierto, habelas hainas, pero existe un conjuro para alejarlas junto a los malos espíritus, como cuenta la tradición. Con ese fin se creó la queimada, una bebida alcohólica de tradición gallega y propia de su gastronomía, uno de los muchos rituales de la comunidad que está relacionado con el fuego, lo místico y pagano.

    A la queimada se le atribuyen facultades curativas. La leyenda cuenta que, tras pronunciar el conjuro que lo precede, quien bebe de la queimada queda protegido contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados. El ritual y su conjuro es uno de los pocos ritos que se mantiene a día de hoy, llevándose a cabo de forma natural en cantidad de reuniones sociales y celebraciones en Galicia.

    La queimada se compone principalmente de aguardiente, corteza de limón o naranja, azúcar y, en ocasiones, unos granos de café. Para mezclarlo y servirlo se utilizan los típicos cuencos de barro cocido propios de la queimada.

    Su preparación es sencilla. Primero se vierte el aguardiente en el recipiente junto al azúcar, las mondas de fruta y un puñado de café si se desea. Se remueve la mezcla y se le prende fuego. Para ello apartaremos una pequeña cantidad de esa queimada y un poco de azúcar en un recipiente más pequeño (es común hacerlo en el cucharón con el que se remueve), que iremos acercando al recipiente que contiene todos los ingredientes hasta que el fuego pase de uno a otro y pueda extenderse por la superficie.

    Debe removerse hasta que el fuego haya consumido todo el alcohol y la queimada se apague por sí sola, quedando únicamente el fuego de los bordes. Mientras arde, es el momento de recitar el conjuro y disfrutar…

    Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
    Demos, trasgos e diaños,
    espritos das nevoadas veigas.
    Corvos, pintigas e meigas,
    feitizos das menciñeiras.
    Podres cañotas furadas,
    fogar dos vermes e alimañas.
    Lume das santas Compañas.
    Mal de ollo, negros meigallos,
    cheiro dos mortos, tronos e raios.

    Ouveo do can, pregón da morte;
    fuciño do sátiro e pé do coello.
    Pecadora lingua da mala muller
    casada cun home vello.
    Averno de Satán e Belcebú,
    lume dos cadavres ardentes,
    corpos mutilados dos indecentes,
    peidos dos infernales cus,
    muxido da mar embravescida.
    Barriga inútil da muller solteira,
    falar dos gatos que andan á xaneira,
    guedella porca da cabra mal parida.

    Con este fol, levantarei as chamas deste lume
    que asemella ó do inferno
    e fuxirán as meigas a cabalo das súas escobas,
    índose bañar na praia das areas gordas.

    ¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que
    non poden deixar de queimarse
    no augoardente quedando así purificadas.
    E cando esta brebaxe baixe polas nosas gorxas,
    quedaremos libres dos males
    da nosa alma e de todo embruxamento.

    Forzas do Ar, Terra, Mar e Lume,
    a vós fago esta chamada:
    Si é verdade que tedes máis poder que a humana xente,
    eiquí e agora, facede que os espritos dos amigos que estean fóra,
    participen con nós desta queimada.

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