El raxo es un plato típico de carne de Galicia que se sirve en cantidad de restaurantes y raxerías.
Aquellos que desconocen el origen de esta estrella de la cocina gallega, y que todavía no han tenido la suerte de probarlo, deben saber que el raxo es cinta limpia de lomo de cerdo cortado en tacos o cuadrados adobado y rehogado, siempre acompañado de patatas fritas, cachelos, una buena tortilla o unos pimientos de Padrón.
Para que gane en riqueza, la carne debe permanecer durante horas en adobo en el interior de un recipiente y, a la hora de freírse, debe pasar por la sartén junto a un chorro de aceite muy caliente, que nos permitirá dorar el exterior de los trozos y conservar el jugo de su interior sin pasarse.
Es una de las recetas de cocina gallega más sencillas a la par que sabrosas, muy similar a la zorza pero más suave y con un color menos rojizo porque lleva menos pimentón. Como todos los grandes platos de la gastronomía gallega, va acompañado de un poco de vino blanco para que quede en su salsa y esta se mezcle con las patatas.
Para servir este plato solo necesitaremos la cinta de lomo de cerdo, dos o tres dientes de ajo, perejil, orégano, pimentón, aceite, sal y un vaso de nuestro vino preferido. Una vez que lavemos, cortemos y troceemos la carne en dados grandes, la adobamos junto al perejil, los dientes de ajo picado, unas gotas de aceite y el resto de las especias que vayamos a emplear. Añadimos medio vaso de vino blanco para que la carne se empape y lo mezclamos todo con las manos para luego dejarlo reposar tapado durante horas (si puede dejarse toda la noche mucho mejor).
Lo único que nos queda es freír nuestro plato con aceite caliente dejando rehogar la carne durante unos minutos con otro chorro de vino. Cuando el líquido se haya reducido, apartamos el raxo, lo acompañamos de una ración de patatas y nos preparamos para degustar uno de los platos más típicos y ricos de la cocina gallega.
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