Esta tradición gallega se debate entre lo pagano y el misterio. Es uno de los rituales más populares y arraigados en la comunidad gallega y que por supuesto está ligado al fuego.
La queimada es una especie de pócima ancestral en la que no pueden faltar las meigas y los hechizos. Actualmente, se piensa que sus orígenes se cimientan en la cultura celta. Una herencia que se extendió por toda la comunidad gallega como bien muestran los abundantes petroglifos, de los que podemos destacar al trisquel: figura de tres cabezas que simula una especie de cruz.
Este símbolo da cabida a muchas interpretaciones pero destaca la que sostiene que el trisquel el cual representa tres elementos fundamentales: la tierra, el agua y el fuego. Elementos que tan bien son primordiales en la queimada.
¿Quieres probarla esta noche de San Juan? Pues entre los ingredientes principales de la queimada no puede faltar el aguardiente y el azúcar, a los que puedes añadir la corteza de limón o de naranja, según prefieras, junto a unos granos de café, pero eso sí, sin moler. Además, si prefieres también puedes añadir trozos de uvas, manzanas o algún otro ingrediente, que variará en función de las costumbres de la zona en la que te encuentres.
Cualquier momento es bueno para realizar una queimada; una reunión con amigos o familiares. Sobre todo es indispensable en toda celebración que se precie pero eso sí, siempre tras la cena y en la oscuridad de la noche, así se espantan los malos augurios.
En algunas zonas gallegas, la forma tradicional para prepararla es dentro de una calabaza, cortando la parte superior y tras limpiarlas las hebras interiores se introducen los ingredientes que hemos citado anteriormente. Así también, la queimada adquirirá un sabor nuevo, a calabaza. Pero también está extendido el uso en vasijas de barro, que tras el fuego es más resistente.
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