Con el cambio de estación, los menús de los restaurantes se reinventan. La idea es adecuarse a las necesidades gastronómicas de un clima más cálido, con altas temperaturas. Esto favorece el surgimiento de platos más ligeros y fáciles de digerir, con productos frescos de temporada. Este cambio culinario va acompañado de una prevalencia de los vinos blancos, más apropiados para esta época del año.
El vino blanco se consume con más frecuencia en verano debido en primer lugar a su sabor, más suave y afrutado, y en segundo lugar, a su servicio. La temperatura ideal para presentar un caldo de este tipo varía, aunque la más frecuente oscila entre los 7 y los 10 grados. Por encima de esta franja, podríamos encajar los blancos de crianza, que no conviene servirlos muy fríos. Por debajo, tendríamos los dulces y generosos.
El vino blanco presenta muchas variedades, aunque la más común es la seca, con alberga un punto de acidez. Los caldos de este tipo presentan un gran maridaje con pescados, mariscos y carne blanca, aunque también podrían situarse en el aperitivo o en el postre, según las características.
En cuanto a denominaciones, los vinos de Rueda, Rías Baixas y Ribeiro son los más conocidos. Si nos centramos en las dos últimas, encontramos en la mayoría de los casos caldos elaborados a base de variedades de uva de origen gallego, como albariño o treixadura. Estas aportan un gran equilibrio al vino, dejando en boca un aroma delicado.
En nuestra bodega contamos con las mejores variedades de vino blanco, ideales para tomar en esta época del año. Venga a degustarlos junto a los mejores platos de la cocina gallega a nuestro restaurante, situado en el centro de Madrid.
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